Los funcionarios gastan un 25% menos en fármacos que el resto de la población

EMPLEO PÚBLICO

En España conviven desde hace años dos regímenes diferentes de copago farmacéutico, esto es, de contribución económica del paciente en el coste total del fármaco. De un lado, está el régimen general del Sistema Nacional de Salud, el más habitual, en el que el paciente en activo paga el 40% del precio del medicamento y el Estado, el 60% restante. En este régimen, cuando el paciente pasa a ser pensionista, deja de pagar por sus fármacos y el Estado se hace cargo del 100% del precio.


De otro lado, están las mutualidades de funcionarios: Muface (para el conjunto general de empleados de la Administración estatal y autonómica); Mujeju (para los jueces) e Ifas (para los miembros de las fuerzas armadas). Para estos colectivos, el nivel de copago farmacéutico es diferente: el paciente paga un 30% del precio del medicamento, pero durante toda su vida, tanto si está en activo como si es pensionista.


El último Boletín de Coyuntura del Mercado del Medicamento, que elabora mensualmente Farmaindustria, recoge un estudio sobre cómo afecta este diferente nivel de copago a las arcas públicas y al consumo de fármacos por persona.

Entre las conclusiones del informe, basado en los últimos datos disponibles del INE, referidos a 2005, se observa que los funcionarios mutualistas gastan de media por persona un 25% menos en medicamentos que el resto de la población. Según el estudio, mientras el gasto farmacéutico público, esto es, el que soportan las arcas de las comunidades autónomas, es de 241,2 euros por ciudadano común, en el caso de los funcionarios esta cantidad es inferior, de 182,4 euros.


La razón de esta diferencia de gasto medio por persona se debe a simple vista a que los funcionarios contribuyen con sus propios fondos en un 30% al precio del fármaco cuando son pensionistas –y, por tanto, en el periodo de su vida en el que consumen más medicamentos-, mientras que el resto de la población no pagaría nada tras su jubilación.


Esto explica que el gasto medio por receta sea un 10% inferior entre los funcionarios que entre el resto de la población. Sin embargo, a la luz de los datos del estudio, parece haber otros factores que podrían afectar a esta diferencia. De hecho, el propio mayor nivel de copago de los funcionarios podría estar actuando como modulador o elemento disuasorio en el consumo de medicamentos.


El estudio realizado por los laboratorios no se aventura a realizar esta conclusión “por no disponer de datos desagregados suficientes”, pero sí se plantea esta posibilidad: “¿Tiene relación el mayor copago farmacéutico de los mutualistas (especialmente de los pensionistas) con el menor número de prescripciones médicas realizadas a este colectivo? ¿Se realizan demasiadas prescripciones en el ámbito del Sistema Nacional de Salud o demasiadas pocas en el de los mutualistas?”.


¿Sistemas eficientes?

Las dudas que se plantean en el estudio de los laboratorios surgen porque los datos del INE muestran que los funcionarios no sólo gastan menos, sino que también consumen menor número de medicamentos por persona. Un 16% menos que el resto de la población, en concreto.


A raíz de estos datos, el Boletín de Coyuntura del Mercado del Medicamento asegura que, pese a no poder sacar conclusiones definitivas, “estos datos constituyen un excelente punto de partida para analizar los posibles efectos sobre la equidad y sobre la eficiencia de la dualidad del régimen de copagos farmacéuticos vigente en el sistema sanitario público español”.

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