Oposiciones de maestro en Murcia

EMPLEO PÚBLICO

María se levantó a las siete de la mañana. En realidad no había dormido nada en toda la noche. Un baile de números había rondado toda la madrugada por su cabeza. Se duchó e intentó desayunar. No pudo, la náusea la tenía paralizada. A las ocho ya estaba en el coche. 15 minutos después, soportaba como podía la espera en el atasco de la A7. La entrada del campus de Espinardo estaba colapsada. Nueve de la mañana, el aulario Giner de los Ríos está de bote en bote. Padres, madres, novios y novias intentan pausar los nervios de quienes están apunto de examinarse para lograr una plaza de maestro en la Región. Entre el barullo, la ola de opositores busca sus tribunales. En 25 minutos están todos dentro. Comienza el sorteo de los temas. Una mano inocente saca las bolas número cuatro, nueve y 21.


En las aulas los profesores de los futuros maestros explican las reglas del juego. El tiempo del que disponen y los epígrafes que deberán rellenar. La suerte está echada. En la calle nadie sabe nada del sorteo. Un hombre se planta en la puerta del aulario. Dice que se ha equivocado de sede. Pide que le dejen intentarlo. Los funcionarios que custodian las entradas le dejan probar suerte. La excusa cuela, y su tribunal le dejará examinarse.


Domingo de oposiciones, domingo de sufrimiento y domingo de descanso feliz o triste. 11.000 personas se matricularon para optar a una de las 1.510 plazas de Magisterio ofertadas. Pero sólo 6.908 se presentaron ante los tribunales de Primaria, Infantil, Ingles, Francés, Pedagogía Didáctica, Educación Física, Audición y Música. 875 profesores repartidos en 175 tribunales se encargaban de ejecutar la prueba.


Media hora más tarde, en los pasillos del aulario de la Merced reinaba la paz. Allí la especialidad era Infantil. En la calle, los acompañantes no saben muy bien qué hacer. Unos leen el periódico, otros buscan caras conocidas y algunos intentan dormir huyendo del sol. A las once y media de la mañana empiezan a aparecer los primeros opositores. María del Mar reconoce que no lo llevaba muy preparado. "Me he leído la mitad de los temas. Me sabía uno de ellos. Pero no creo que tenga muchas posibilidades", asumía resignada. Ana lo tenía más claro. "Me ha salido el siete que me lo sabía muy bien. No he necesitado ni las dos horas. Estoy bastante contenta", decía. Cuando la gran manada de opositores comenzó a tomar la calle hubo de todo. Sonrisas, enfados, abrazos, gestos optimistas y rostros llenos de decepción. Todos quieren ser funcionarios. La primera parte de la tortura conocida como oposición acababa de terminar. En una semana comenzará la segunda sesión. La lectura ante el tribunal de la unidad didáctica. Pero esto ya será otra cosa. El drama era ayer. Un sorteo, 25 temas y tres posibilidades. O te lo sabías o no. En Espinardo, María acaba de salir de su examen. Está eufórica. No para de llamar por teléfono. "No me lo creía. Cuando he visto el nueve, no me lo creía". Y ¿qué vas a hacer ahora? "Desayunar".

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